Preah Khan, un templo escondido en la selva camboyana
Perdido entre la vegetación exuberante del parque arqueológico de Angkor, Preah Khan fascina por su gran extensión, su atmósfera misteriosa y su historia poco conocida. Menos visitado que los templos más famosos del sitio, ofrece una experiencia tranquila, lejos de las multitudes. Detrás de sus muros cubiertos de raíces, el pasado aún respira a través de las piedras. Uno entra por curiosidad y sale con la sensación de haber atravesado un mundo olvidado. Para comprender qué hace tan especial a este templo, basta con remontarse a su origen, en pleno siglo XII, cuando el Imperio jemer brillaba en toda la región.
1. ¿Dónde se encuentra el templo de Preah Khan?
El templo de Preah Khan está ubicado en la parte noreste del parque arqueológico de Angkor, a unos 4 km del centro de Siem Reap y a 1 km al noreste de Angkor Thom.
El nombre Preah Khan significa “espada sagrada”. Según la leyenda, aquí se habría guardado una espada sagrada, símbolo del poder real, transmitida de rey en rey durante las ceremonias de coronación. Una réplica de esta espada aún se conserva hoy en el Palacio Real de Phnom Penh.
A menudo eclipsado por su “hermano” Ta Prohm, Preah Khan tiene sin embargo una atmósfera muy especial. Menos concurrido, ofrece un entorno más tranquilo y contemplativo, lo que para muchos viajeros representa una gran ventaja.
- Dirección: Road 4, Siem Reap
- Horario de apertura: de 07:30 a 17:30

🎫 Tarifa de entrada
Para visitar el templo de Preah Khan, es necesario comprar un pase para todo el parque arqueológico de Angkor. Existen tres tipos de pases:
- Pase de 1 día: 37 USD
- Pase de 3 días: 62 USD
- Pase de 7 días: 72 USD
Nota: El pase da acceso a todos los templos del complejo de Angkor, no solo a Preah Khan.

2. ¿Cómo llegar?
Desde el centro de Siem Reap, se tarda entre 20 y 30 minutos en tuk-tuk para llegar a Preah Khan. El trayecto es sencillo: normalmente se sigue la carretera hacia Angkor Thom y luego se continúa hacia el noreste. También es posible ir en bicicleta o en moto, una buena opción para viajeros independientes que desean disfrutar del paisaje durante el recorrido.

Preah Khan está muy cerca de otros templos del circuito norte, lo que permite agrupar varias visitas en media jornada o un día completo. Entre los templos cercanos que no te puedes perder:
- Neak Pean, situado justo al este, en una isla en medio de un antiguo baray
- Ta Som, un poco más lejos, famoso por la higuera gigante cuyas raíces envuelven una puerta
- Prasat Prei y Banteay Prei, pequeños templos discretos pero encantadores, a menudo ignorados en los circuitos más grandes
3. Estructura general y elementos exteriores emblemáticos
La entrada principal del templo de Preah Khan se encuentra al este, al final de un amplio puente de piedra que cruza un foso. A ambos lados del puente se alzan dos hileras de estatuas: de un lado, divinidades serenas; del otro, demonios amenazantes. Todos juntos sujetan el cuerpo serpenteante de un enorme Naga, la serpiente sagrada de varias cabezas. Esta escena simboliza el paso del mundo de los hombres al mundo de los dioses.

Justo después de esta entrada monumental, se descubre una impresionante serie de Garudas gigantes, criaturas mitad hombre, mitad ave, provenientes de la mitología hindú y conocidas por ser las monturas del dios Vishnu. Hay un total de 72, cada una mide aproximadamente 4,5 metros de altura y están posicionadas alrededor del recinto exterior. Cada Garuda sujeta con firmeza la cabeza y la cola de un Naga, en una postura de dominación mitológica impactante.
4. Espacios interiores: de la vida cotidiana al corazón sagrado del templo
Al cruzar la puerta este, se accede al cuarto recinto, una zona que antiguamente estaba destinada a las actividades cotidianas de los monjes y sirvientes del templo. Todavía se puede ver el Dharma Sala, o “Casa del fuego”, que habría albergado una llama sagrada, así como una biblioteca de dos pisos, una estructura poco común en todo el complejo de Angkor, donde se dice que la espada sagrada Preah Khan fue guardada por un tiempo.
Más adelante se encuentra la puerta del tercer recinto, una de las construcciones más elaboradas del lugar, con tres torres conectadas por un largo pasillo de más de 90 metros. Luego se accede a la sala de las bailarinas, un amplio espacio abovedado decorado con ocho dinteles que representan apsaras —bailarinas celestiales. Antiguamente, este espacio probablemente se usaba para ofrendas rituales, danzas sagradas y ceremonias reales.
Cerca del santuario central se encontraba una estela de arenisca, grabada con textos en sánscrito que narraban la historia de la fundación del templo, las divinidades veneradas y su papel dentro del imperio. Esta estela se conserva hoy en Phnom Penh.
El santuario principal constituye el corazón espiritual de Preah Khan. Allí se encontraba una estatua que representaba al padre del rey Jayavarman VII, bajo la forma de una divinidad. Hoy en día, ese espacio alberga un sencillo stupa que data del siglo XVI. Tres pequeños templos rodean la torre central: el del norte está dedicado a Shiva, el del sur rinde homenaje a los reyes y reinas fallecidos, y el del oeste está consagrado a Vishnu.
Esculpido en la piedra de los antiguos muros de Preah Khan, este majestuoso Garuda encarna la protección, el coraje y el poder divino según la mitología jemer. Mitad hombre, mitad ave, el Garuda es una criatura celestial proveniente de las leyendas hindúes y budistas, a menudo representado como la montura del dios Vishnu. Con las alas desplegadas y la mirada penetrante, se le consideraba el guardián del templo, encargado de ahuyentar las fuerzas negativas y preservar el equilibrio espiritual del lugar sagrado.
5. Un centro religioso, académico y político del Imperio jemer
Preah Khan no es simplemente un templo. Bajo el reinado del rey Jayavarman VII, este lugar se convirtió en un complejo multifuncional único: un monasterio budista Mahayana, una universidad con más de 1.000 maestros, un centro de culto dedicado a 430 divinidades hindúes, una escuela de danza con cientos de bailarines profesionales para las ceremonias, un palacio real, un centro administrativo y agrícola, y durante un tiempo, la capital provisional del Imperio jemer.
El complejo del templo abarca aproximadamente 56 hectáreas, y llegó a albergar a casi 100.000 personas al servicio del sitio, una cifra comparable a la de las grandes ciudades europeas de la Edad Media. Aquí residió el rey mientras se construía Angkor Thom, su capital más grandiosa.
La arquitectura de Preah Khan presenta muchas similitudes con Ta Prohm, otro templo dedicado a su madre, mientras que Preah Khan fue erigido en honor a su padre. Hoy en día, el templo conserva su aspecto salvaje y místico, con zonas parcialmente despejadas para los visitantes, mientras la selva sigue envolviendo gran parte del sitio, preservando su autenticidad.
Aunque Preah Khan se encuentra en una ruta turística popular, es lo suficientemente amplio como para que puedas encontrar rincones tranquilos, lejos de las multitudes. No te pierdas las enormes raíces de los árboles en la entrada este, donde se encuentra uno de los accesos más grandes con cinco puertas, y explora la zona sur del templo, menos concurrida, para vivir de verdad la experiencia de un explorador entre antiguas ruinas y selva densa.
Todavía un lugar sagrado en el corazón del bosque,
Desde 1991, el templo de Preah Khan está protegido por la Organización del Patrimonio Mundial, que ha optado por conservarlo en su estado actual siguiendo el principio del “respeto por la autenticidad”, evitando cualquier restauración excesiva para preservar la integridad histórica del sitio. Hoy, Preah Khan no es solo un monumento religioso, sino un testimonio vivo de la grandeza política, cultural y espiritual del Imperio jemer.
Al dirigirte hacia el oeste del sitio, encontrarás un pequeño centro de información apoyado por el World Monuments Fund. Este centro presenta información detallada sobre el trabajo de conservación realizado en Preah Khan durante más de 20 años. Aunque el templo esté en ruinas, sigue siendo un lugar sagrado para los habitantes locales, que acuden a rezar, hacer ofrendas y mantener vivo el recuerdo de Preah Khan en la memoria colectiva.
Explorar Preah Khan también es una forma de ver Angkor desde otra perspectiva. Siem Reap no se limita a Angkor Wat o Angkor Thom: hay otros templos, más tranquilos y a veces olvidados, que ofrecen experiencias igualmente poderosas, en el cruce entre la naturaleza, el silencio y la espiritualidad.
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